San Gregorio de Polanco.
Es una de esas ciudades que no te explicas como puede encerrar tantas cosas grandes, tantas bellezas y tanto arte.
Y es que la península dorada no ha heredado ese nombre por simple capricho del lenguaje, sino por ser reconocida oficialmente como la mejor playa de agua dulce de América Latina y por ser el primer museo de pinturas y esculturas al aire libre de Iberoamérica.
San Gregorio de Polanco: arte, playa y atardeceres mágicos
Ubicado a tan solo 140 kilómetros de la capital de Tacuarembó, San Gregorio de Polanco es una ciudad balnearia de encanto tranquilo que se ha ganado el apodo de la «Península Dorada». Con cerca de 4.000 habitantes, esta joya costera es conocida por sus limpias arenas y extensas dunas que se extienden a lo largo del Río Negro. Sin embargo, lo que realmente distingue a este destino es la magia de sus atardeceres, capturando la admiración tanto de lugareños como visitantes, especialmente durante la temporada estival.
Durante el verano, el flujo de turistas se triplica, superando a la población local. Por estos días, eso ha quedado reflejado por la presencia de personas en la zona costera, sino también por el número de público que acompaña los eventos organizados por la Intendencia de Tacuarembó y el Municipio local.
La propuesta de complementa con playas, bosques artificiales de pinos y eucaliptus, la práctica de deportes náuticos, pesca deportiva y avistamiento de fauna nativa, además de una zona de camping y una variada oferta hotelera, ofreciendo todas las comodidades necesarias para satisfacer las expectativas de los visitantes. En constante evolución, este tesoro a orillas del Río Negro se proyecta como un destino turístico cada vez más destacado.