Una de las preguntas más frecuentes en las personas que no conocen nuestra ciudad es, como es San Gregorio de Polanco.

Y las respuestas podrían ser infinitas.

Es que San Gregorio de Polanco es playas, San Gregorio de Polanco es arenas doradas, San Gregorio de Polanco es paz y tranquilidad, pero también son sus paisajes, es su gente, es su arte, es un tesoro para descubrir.

…Y San Gregorio de Polanco goza de un entorno natural, ideal para alejarnos y aliviar los del estrés que como lleva un ritmo de vida acelerado al cual casi todos estamos habituados y obligados.

Quizá nuestro poeta Enrique Amado Melo, supo definir lo en muy pocas frases, en su poder la romance para mi villa, donde concluye con estos versos:

Fragmento de Romance para mi pueblo

Nota: mas abajo trasncribimos el texto completo de esta obra de Enrique Amado Melo.

El destino te guardaba

este luminoso estado:

casi isla, silenciosa,

con el agua dialogando,

todo erizado de botes

y chalanas tu costado…

Pueblo mío, San Gregorio.

San Gregorio de Polanco.

Pero para el que no conoce nada de San Gregorio seguramente esto no es suficiente.

Pero quizá sea puedas tener una idea muy clara de cómo es San Gregorio cuando veas este video filmado por drones, donde recorre las toda la península dorada, las playas, las pinturas y lo esencial de nuestra ciudad.

Seguramente te enamorarás de nuestros paisajes.

Romance para mi pueblo – Enrique Amado Melo

Qué bien estás San Gregorio
de azules aguas rodeado,
bajo estos cielos profundos
en medio del suelo patrio.

Tengo para ti estos versos
que han venido madurando
desde que empezó a crecer
esta vocación de pájaro,
desde que empecé a soñar
y a decir cosas rimando.

Por eso mi voz elevo
y te los doy en un canto
sencillo como tu historia
y como tu gente, llano.

El Río Negro corría
canturreando a tu costado.
oliendo a verdes sauzales.
a pitangas y guayabos,
como una suave caricia
eternamente pasando
sobre un camino de piedras,
de fina arena y guijarros.

y un día se desbordó
y fue la tierra inundando;
el agua subió a besar
las ramas de los quebrachos,
de sarandíes y talas.
de arrayanes y guayabos.

Y ya no hubo fronda verde
ni colmenares ni cantos:
ni tortugas en las piedras
bajo el sol, en los remansos;
ni lagartos extendidos
en la hierba dormitando.

Ya todo fue una extensión
de altos árboles ahogados
que emergían de las aguas
esqueléticos y pardos,
negros biguás sosteniendo
sobre sus desnudos brazos;
un mar para nuestros ojos
que estaban acostumbrados
al muro verde del monte
y a retacitos de campo
que nuestro horizonte hacían
más íntimo y más cercano.

Pero tu muerto esplendor
fue por otro reemplazado:
las dunas que siempre fueron
grandes arenales altos,
todos cubiertos de espino0s,
de duro y filoso pasto,
son ahora grandes playas
que hacen gratos tus veranos.

El destino te guardaba
este luminoso estado:
casi isla, silenciosa,
con el agua dialogando,
todo erizado de botes
y chalanas tu costado…
Pueblo mío, San Gregorio.
San Gregorio de Polanco.

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